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Foto del escritorBeronica Rojas Alzate

Entrada 4: Los silencios y el teatro

Sin silencio no hay teatro. Hay diferentes tipos de silencios en el teatro. Por ejemplo, la pausa es el silencio de la acción y lo que permite que esta se convierta en imagen. Del mismo modo, el aire entre los objetos son los silencios que dan la posibilidad de que estos sean objetos con sentido, que adquieran vida escénica. Pasa algo similar con la música, después del silencio de la imagen y del texto dramático, irrumpe la música; ese respiro, esa pausa, ese aire, es la puerta por donde entra la belleza natural de la música; claro que no siempre es así, y no es la única forma, sin embargo, es uno de los constituyentes estéticos de la música en escena. El texto dramático está cargado de silencios, allí es donde más se emparentan el teatro y la poesía.




Esta ha sido una de las enseñanzas que hemos adquirido de Patricio Estrella y sus tantos años en la escena. Es uno de los aspectos sobre los cuales ha hecho más hincapié. Esta es también una herramienta para la construcción de las intenciones de los personajes, de la partitura escénica, del trato de los objetos, de la atmósfera, de la luz, del ritmo. Cuidar el silencio en el teatro es cuidar del teatro como fenómeno estético, como emoción, como belleza. Pocas veces logramos ver representaciones donde se cuida el silencio en la escena porque muy pocas veces se logra reflexionar a profundidad sobre lo que el silencio significa y en cambio, hay una fuerte presencia del ruido, del entorpecimiento de la acción, del texto, de la música, de la luz; esto tiene qué ver con el afán, por eso es tan importante silenciar el cuerpo y la mente antes de iniciar la obra. Uno de los objetivos fundamentales de nuestra estancia en Espada de madera ha sido lograr más silencios en la escena.





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